Arte



La denominación del gótico fue empleada por el Renacimiento, en particular por el historiador Giorgio Vasari, para definir el arte medieval situado entre la Antigüedad clásica y el propio Renacimiento. Con ello se adjudicaba la creación de dicho arte a los godos, y la palabra gótico constituía un sinónimo de bárbaro. Esta actitud persistía hasta el Romanticismo, cuando se inició la revalorización de ésta etapa medieval. 

Éste arte abarca desde el año 1150 hasta comienzos del siglo XVI, aunque la cronología de ésta etapa varía dependiendo de las ciudades. La diferencia exterior entre el románico y el gótico es que la nueva concepción tiende a sustituir los elementos macizos por una estructura vertical y ligera, sustentada en la utilización del arco apuntado (ojival). La aparición del nuevo orden corresponde de forma directa a una evolución en la estructura social. En la segunda mitad del siglo XII la sociedad feudal estaba en crisis. Al liberarse del poder feudal las ciudades empezaron a evolucionar: los centros comerciales e industriales desarrollaron una intensa vida municipal con el nacimiento de las corporaciones gremiales y mercantiles, que fueron el alma de la sociedad de la época. Todos esos cambios influyeron especialmente en el arte, que deja de ser sobre todo monástico para convertirse también en la expresión profunda del espíritu religioso de la ciudad. 


Las nuevas actividades económicas potencian la aparición de una nueva clase social: la burguesía, muy vinculada al proceso artístico. Se aprecian más las artes y las clases sociales altas protegen la realización de las obras, algunas destinadas a la Iglesia y otras para uso o disfrute personal. 

Los elementos estilísticos que definen el arte gótico se empezaron a manifestar entre 1130 y 1150 en la arquitectura religiosa de I'lle de France. En este sentido, el gótico mantuvo una mayor unidad internacional que el románico, ya que pese a haber adoptado características peculiares en cada país, mantuvo siempre fidelidad a sus raíces francesas. 

Las características diferenciales entre la arquitectura gótica y la románica son las que se desprenden de un sistema constructivo que equilibra armoniosamente las fuerzas y las aprovecha al máximo en los elementos de sustentación (columnas, pilares, contrafuertes, bóvedas de arista, arbotantes, etc.), que son los que desempeñan la función principal. Se reforzaron los contrafuertes y la presión de la bóveda de la nave recaía sobre el tejado de los pasillos laterales por medio de arcos arbotantes. Éstos se apoyaban en los contrafuertes exteriores, que se extendían y ensanchaban hasta fundirse con la pared exterior. 

Las paredes se convirtieron en simples elementos de separación, ya que dejaron de soportar el peso y aguantar la presión del tejado. De esta forma, los muros pudieron aligerarse progresivamente y casi ser sustituidos por grandes superficies de iluminación (ventanales, rosetones, etc.), y los edificios pudieron ser cada vez más elevados. 

El monumento más importante de la arquitectura gótica es la catedral, que se construye en el centro de la ciudad. Tuvo un doble carácter, religioso y civil, ya que sirvió para el culto y también para que las corporaciones pudieran reunirse a fin de discutir sus intereses, para la celebración de fiestas de carácter popular y para la representación de misterios. Esta función social refleja al espiritualismo humanista del gótico, presente en todo el pensamiento de la época, que contrasta con la rigidez ascética de la ortodoxia románica. 

El desarrollo cronológico es muy diverso. A partir de Francia, el estilo se adopta en Inglaterra y Alemania durante el siglo XIII, y a Italia, llega aún más tarde. En España aún se construyen catedrales góticas durante el siglo XVI. De forma general, es evidente que este arte alcanza su menor plenitud en países meridionales; en Italia los brotes renacentistas destierran prontamente el gótico. A lo largo de estos siglos, sin embargo la unidad estilística fundamental permanece inalterable pese a las peculiaridades nacionales. 

Existen tres épocas definidas de la arquitectura gótica: gótico primitivo, caracterizado por la robustez y pesadez de las construcciones macizas, que recuerdan las románicas; gótico radiante, de formas ligeras, esbeltas y elegantes, y gótico tardío o flamígero, en el que se sobrecarga la decoración y las construcciones pierden la armonía de la época anterior. 

CATEDRALES GÓTICAS FAMOSAS:
FRANCIA: Notredame, Chartres, Amiens, Reims, Magdalena y la fachada de Trinidad.
INGLATERRA: Canterbury, Salisbury.
ALEMANIA: Estrasburgo, Colonia y Friburgo. 
ITALIA: Siena y Orvieto. 
ESPAÑA: Catedrales góticas en Castilla, León, Burgos y Toledo. Palma de Mallorca y Barcelona. 

La escultura gótica se basa en el naturalismo, la humanización de la divinidad con tendencia a la idealización, la exposición clara y ordenada, son las características esenciales de la cultura gótica, que se amolda a los espacios arquitectónicos. Las representaciones iconográficas de los capiteles desaparecen y son sustituidas por elementos directamente inspirados en la naturaleza, preferentemente vegetales. Los conjuntos más acabados de la escultura gótica son las fachadas de las catedrales: en el tímpano se representan el Juicio Final o la vida de Cristo o de la Virgen, y en las arquivoltas aparecen los ángeles, apóstoles, etc. sustituyen en las portadas a las columnas adosadas. Otras localizaciones preferentes de la escultura gótica son capillas funerarias y trascoros.  La estructura del templo gótico deja pocos espacios aptos para ser decorados con pinturas murales, y esa posibilidad de desarrollo pictórico es compensada por la vidrieras
(vitrales) de los ventanales y las pinturas sobre tablas de las capillas secundarias y del retablo principal, en el que se alcanzan interesantes cotas. Se mantiene asimismo la tradición de la pintura miniada, y alcanzan gran desarrollo técnicas menores como la tapicería. Aunque predominan los temas religiosos, con aportaciones tan extraordinarias como las vidrieras de la catedral de Chartres, la aparición de la burguesía como posible cliente favorece el uso de algunos temas profanos.

Giotto, considerado el fundador de la pintura moderna, que trasciende las formas del gótico y de la escuela italo-bizantina, adoptando a la vez un estilo realista y una interpretación intelectual de la luz y las formas. Esta renovación proporcionada por Giotto será continuada un siglo más tarde, en el Renacimiento, por Massacio, y sus coetáneos holandeses. 


En España el arte gótico se ve introduciendo lentamente, con obras como el Pórtico de la Gloria, de Santiago de Compostela, obra de transición que ejerció una enorme influencia. Ya en el siglo XIII se erigieron las tres grandes catedrales góticas de Castilla, en León, Burgos y Toledo. 
En el siglo XV, mientras en Italia se inicia ya el Renacimiento, es posiblemente el período de mayor brillantez en el arte gótico español, pues coincide con la introducción del flamígero, que en España producirá un estilo denominado isabelino, como consecuencia en parte de la fusión con el arte mudéjar, de influencias islámicas. Entre edificios clásicos del flamígero español puedes destacarse la lonja de Barcelona. 



La pintura gótica en España, como la románica, alcanza especial calidad en la zona levantina. Así, durante el siglo XIV destaca la obra de Ferrer Bassa, y posteriormente de Jaume y Pere Serra. Durante el siglo XV proliferan gran número de maestros en todo el país, si bien cabría citar a Jaume Huguet y al anónimo maestro de Sigüenza. 

GÁRGOLAS



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